Un anaquel guarda los rostros de la matanza en Unilibre hace 20 años

Jesús Rico»Rostros en yeso, entre ellos los de las 11 víctimas de la matanza ocurrida en 1992, permanecen guardadas en un anaquel de la seccional Atlántico de Medicina Legal. «

En un viejo anaquel del Instituto de Medicina Legal, seccional Atlántico, permanecen aún los rostros en yeso de las 11 víctimas de la matanza de la Universidad Libre de Barranquilla, descubierta, de milagro, en febrero de 1992.

Se dice que una de las víctimas, a quien los asesinos dieron por muerta luego de ser atacada a garrote y a balazos, fue la que dio aviso a las autoridades sobre la macabra actividad que se venía practicando dentro del Alma Máter. Aquella víctima fue identificada como Óscar Rafael Hernández López, de oficio reciclador.

Gracias a la valentía de Hernández López de denunciar a quienes lo habían intentado liquidar una madrugada de febrero, las autoridades lograron rehacer los hechos y, además, consiguieron reconstruir los rostros de quienes habían terminado desfigurados a causa de las descargas de golpes.

Fueron once cuerpos hallados completos, nueve muertos por arma contundente y tres, todo ellos mujeres, por proyectil de arma de fuego. Otros cinco cadáveres restantes que, al parecer, no correspondieron a estos hechos, llegaron fraccionados a Medicina Legal.

Mientras el escándalo seguía extendiéndose por todo el territorio nacional y el peso de la justicia empezaba a caer sobre los supuestos responsables, los funcionarios del instituto, en cabeza de la antropóloga Lucía Correal Guzmán, iniciaron una lenta, pero valiosa labor de moldear en yeso los rostros de las víctimas.

Para ello evaluaron detalladamente cada uno de los cuerpos que encontraron dentro de la morgue de la Unilibre, que, en su mayoría, correspondían a recicladores. Trascendió que estas personas eran las más solicitadas por los autores de los crímenes porque, según ellos, “no tenían dolientes”.

La doctora Marjorie Cervantes Herrera, quien en la actualidad es médico forense de la seccional, precisa que la profesional (Correal) tardó dos años en la reconstrucción de los rostros.

“Esta es una memoria histórica muy importante para el Instituto Nacional de Medicina Legal y, en especial, para la Unidad Básica de Barranquilla, que fue la que manejó los casos bajo la supervisión de la doctora Correal, hoy a punto de jubilarse”, manifiesta Cervantes.

La profesional sostiene que la labor, para la época en que se realizó y con los pocos elementos con que se contó, sigue siendo de incalculable valor en materia forense.

Con los rostros —dice Cervantes—, varias de las víctimas pudieron ser identificadas por sus familiares.

“Se hizo una labor muy importante desde el punto de vista de la identificación. De hecho, de estos casos, solo cinco cadáveres quedaron como NN. Estos fueron inhumados en el Cementerio Central Calancala. Los otros, casi alrededor de nueve, fueron identificados. Algunos los reclamaron sus familias, así lo tenemos en el expediente”, señala Cervantes.

Javier Enrique Rojas Contreras, Miguel Antonio Barroso Álvarez, Álvaro de Jesús Tabárez Vásquez, María Rosalba Hidalgo Mejía, Elizabeth Escobar Pacheco y Guillermo León Mejía Álvarez fueron las víctimas que alcanzaron a ser identificadas de forma fehaciente y, más tarde, reclamadas por sus familiares.

En el viejo anaquel reposan tres bustos identificados plenamente y siete sin identificar. Hoy estos son los rostros de ‘nadie’, pues veinte años después de la masacre ninguna persona, quizás con excepción del reciclador que sobrevivió a la masacre, los reconocería.

Los Implicados en el caso

EL HERALDO conoció que de todos los implicados en el caso de la Universidad Libre, solo seis fueron condenados por el Juzgado Cuarto Penal del Distrito.

Santander Sabalza Estrada, Pedro Viloria Leal, Sebastián Cuello Barbey, Saúl Hernández Otero, Wilfrido Árias Ternera y Armando Urieles Sierra fueron condenados por los delitos de homicidio agravado y tentativa de homicidio. A Saúl Hernández también le imputaron el cargo de cohecho por ofrecerle 130 mil pesos al policía que acompañó al reciclador que escapó de las garras asesinas. Eugenio Castro Ariza, síndico gerente de la Universidad para el tiempo que se descubrió el caso, vinculado a la investigación, fue absuelto.

Fuente:

http://www.elheraldo.co/judicial/un-anaquel-guarda-los-rostros-de-la-matanza-en-unilibre-hace-20-anos-58266

 

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